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Aunque lo importante es que elijas la hora que se adapte mejor a ti y a tu ritmo de vida para que entrenes a gusto, puedas permitirte ser constante y te saltes el ejercicio lo mínimo posible, es verdad que cada momento del día beneficiará más a un tipo de entrenamiento.

Por eso, para responder a la eterna pregunta de “¿cuál es la mejor hora para hacer running?”, hoy vamos a explicarte que todas son buenas, pero que todas tienen sus ventajas y desventajas (y te vamos a contar cuáles son, claro). Así podrás tomar la mejor decisión a la hora de elegir tu horario de entrenamiento y decidir con criterio si correr por la mañana, la tarde o la noche.

Correr por la mañana

Una de las horas favoritas de las runners. Es un momento del día en el que tenemos la energía a tope y el cuerpo está libre de tensiones y cansancio. 

😀 Pros:

Por la mañana nos levantamos descansadas y con la cabeza despejada, por lo que es un momento muy bueno para dedicarte un rato y salir a correr antes de que te absorban las tareas del día a día. Además, correr a esta hora te ayudará a activar tu metabolismo y a “quitarte las legañas” para pasar una mañana más productiva.

🙁 Contras:

Salir a correr después de desayunar fuerte no es lo más aconsejable por las molestias digestivas que puedas tener. Así que, si quieres desayunar antes de entrenar, tendrás que levantarte mínimo una hora antes para poder digerir el desayuno antes de salir. Otra principal desventaja, es que tus músculos aún estarán tensos y “fríos”, así que te costará más realizar entrenamientos de alta intensidad e incluso podrías llegar a lesionarte si no haces un buen calentamiento antes.

 

Correr por la tarde

Una hora un poco rara, pero buenísima para aquellas gazellas que salen pronto del trabajo y quieren regalarse un rato de relax. Es un buen momento para desconectar después de una mañana ajetreada y para no caer en la tentación de pasarse toda la tarde en el sofá.

😀 Pros:

Son las horas del día en las que tu metabolismo está más acelerado y tus músculos están ya calientes, así que la tarde es ideal para realizar entrenamientos de fuerza o de alta intensidad. Además, si ya han pasado dos horas después de la comida, no tendrás molestias digestivas, pero contarás con toda la energía que te proporcionan los alimentos que has comido. 

Si lo que buscas es perder un poco de peso, entrenar por la noche puede ser tu opción ideal.

🙁 Contras:

Las principales desventajas de la tarde son psicológicas. Si has pasado una mañana dura, puede que a la tarde ya estés deseando descansar, o puede que tengas los pies doloridos. Si es así, para un rato y no te fuerces, pero si vas a echarte una siesta, procura que sea después del entrenamiento, para que tus músculos no se “enfríen” al dormir o perderás la ventaja de haber estado todo el día en movimiento.

Correr por la noche

Otro momento muy popular entre las runners para salir a entrenar. Sobre todo porque les permite olvidarse de las preocupaciones del día, liberar estrés y dormir como bebés.

😀 Pros:

Al igual que por la tarde, tus músculos están calientes después de toda la actividad del día y podrás afrontar entrenamientos más intensos sin tanto riesgo de lesión. Además, la noche es un momento muy bueno si quieres perder peso, ya que activarás tu metabolismo para la noche. Mentalmente también es sano, ya que te ayudará a despejarte de todas las cosas que te han ocurrido durante el día y generarás un ritual de relajación antes de ir a dormir.

🙁 Contras:

Puede que, si corres justo antes de ir a la cama, te cueste más dormir, porque tu cuerpo todavía estará con energía. Es decir, estarás como una moto, dicho mal y pronto. Haz un buen enfriamiento para volver a la calma y deja un poco de tiempo entre el final del entrenamiento e ir a dormir para evitar ese efecto “energizante”. Puedes aprovechar para cenar (sin pasarte) y darte una ducha relajante, verás como así da gusto acabar el día.

 

Ya te lo decíamos al principio, no existe “la hora perfecta” para salir a correr. Todas las horas pueden ser buenas en función de tus objetivos y, por supuesto, de lo que te venga bien. Lo más importante es que elijas una hora o una combinación de horas que te permita ser constante y con la que te sientas cómoda.

Porque todas sabemos lo que pasa cuando entrenar es sinónimo de obligación: salimos un día, salimos dos… pero después pasamos de todo y “a correr” (ejem, ejem). Por eso, lo mejor es convertir tu hora de salir a entrenar en ese momento sagrado del día que te dedicas a ti misma para relajarte y desconectar. 🙂

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